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sábado, 3 de octubre de 2020

Retiraron a la "aceituna", el colectivo emblema del RIM 22, lleno de anécdotas y recuerdos.

 El colectivo Mercedes Benz, al que los sanjuaninos estaban acostumbrados a ver en cada desfile y acto patrio, pasó a la historia del Regimiento Infantería de Montaña.


Este viernes, el Regimiento Infantería de Montaña -RIM 22- retiró de servicio a uno de sus vehículos emblemas, el "aceituna" como lo bautizaron los miembros que vivieron cientos de viajes con él.

Se trata del colectivo Mercedes Benz con motor 1112 que entre sus tantos choferes a lo largo de su historia, fue manejado por Julio Guerra, un sanjuanino que durante casi un año lo condujo allá por 1980, y que hoy lo recuerda con nostalgia. "Los años arriba del colectivo los recuerdo como momentos muy lindos, lo manejé casi un año completo y si tuviera que contar historias, me da para escribir un libro", contó Julio a Diario La Provincia SJ. 


Es que entre sus butacas, el pasillo y el ambiente especial de nervios y entusiasmo que se vivía antes de cualquier viaje, el colectivo llevó no sólo a los infantes, sino también a sus instrumentos de música y a cientos de niños que tuvieron la suerte de llegar a la escuela arriba de él. 



"Cuando hice el servicio militar se comenzó a correr la voz de que me podían dar el colectivo para que lo manejara, yo por ese entonces tenía una camioneta rastrojero así que comencé a practicar con ella. Después cuando subí al colectivo me di cuenta que era más grande pero lo supe controlar", recordó entre risas. 
Desde entonces, el colectivo fue una extensión propia de él, ese vehículo que no sólo lo llevó a vivir de una forma diferente el servicio militar, sino que además le regaló amigos entrañables. Hasta tuvo la dicha de haber ayudado a prepararlo cuando un compañero lo pintó del color que todos conocieron. 

"Con el colectivo no sólo realizaba los traslados de la Banda de Música sino que también llevaba a la escuela a los niños que vivían en Marquesado y que eran hijos de compañeros. Era muy lindo ver como esperaban el colectivo, ya sabía que los iba a llegar. También salíamos a hacer destrezas a las plazas departamentales, nos hicimos una familia", reveló. 
Y respecto a los miembros de la banda, recordó que "cuando ocurrió la tragedia de El Tambolar 1986 fue un dolor muy fuerte el que sentí porque los conocía a todos. Me golpeó duro". 

Es por eso que ahora reflexiona sobre la suerte que tuvo en haberlo conducido, porque un año parece poco tiempo, pero para Julio fue comenzar una nueva vida, con nuevos lazos y relaciones que jamás olvidará. "El colectivo, la querida "aceituna" como lo bautizamos, estaba muy bien mantenida, el ver que se retira este viernes produce mucha nostalgia, estoy seguro que se lleva las historias que sobre él se vivieron". 
"Fue un año perdido y no perdido. Digo perdido porque no podía trabajar haciendo el servicio, pero a la vez fue no perdido porque el servicio me enseñó a valorar a los seres queridos, especialmente a mi madre", finalizó con emoción. 






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